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                 Dos palmeras imponentes enmarcan el 
                  portón, al lado de un letrero que nos explica: "Comunidad 
                  del Sur, experiencia cooperativa integral". Volvemos después 
                  de cinco meses: en Uruguay es pleno verano, el efecto es intenso. 
                  Teniendo aún en los ojos la monotonía del invierno, 
                  impresionan los matices de verde, las huertas y los cultivos 
                  ordenados. El paisaje se encuentra movido y entre los árboles 
                  adivinamos el complejo central y la morada, las habitaciones 
                  de dos pisos y la pagoda para los encuentros. Los predios más 
                  recientes son ejemplos de arquitectura biológica y tienen 
                  los muros perimetrales en ladrillos hechos de paja y tierra. 
                  La comunidad queda en la extrema periferia de Montevideo, inmersa 
                  en un barrio popular. A mirada perdida, bajas construcciones 
                  en prefabricado grueso, los techos frecuentemente en lámina. 
                  Las descargas abusivas de basura, dejan señales evidentes 
                  de degradación. 
                  Rubén fundó la Comunidad con un grupo de universitarios 
                  de la Facultad de Bellas Artes mucho antes de que en Berkeley 
                  se produjeran las fatales chispas. Corría el año 
                  55, y el primer núcleo surgió al lado de la Ciudad 
                  Vieja, en el entonces popular Barrio Sur. Desde aquel tiempo 
                  en el grupo ha habido profundas transformaciones, aparecieron 
                  nuevas generaciones, la sede cambió muchas veces de lugar. 
                  Los años de la dictadura vieron la comunidad resistir, 
                  pasando una violenta persecución que al fin le habría 
                  obligado a un largo exilio en Suecia. En los años 90, 
                  se retoma una experiencia única desde muchos puntos de 
                  vista. Encontramos a Rubén en un taller pequeño, 
                  que había hospedado recientemente un seminario ecológico. 
                  Al lado hay una exposición de los libros editados por 
                  Nordan, la editorial de la Comunidad. Charlar con él 
                  significa atraparlo en el incesante timbre del celular, y cortar 
                  por un tiempo la cadena de compromisos que como cada día 
                  lo mantendrá ocupado hasta tarde en la noche. 
                "¿Cuál fue tu primer contacto con el 
                  anarquismo?". 
                "Es difícil contestarte porque el hecho se pierde 
                  en la memoria. Yo creo que el relámpago originario está 
                  vinculado al encuentro con el movimiento estudiantil. Tenia 
                  15, tal vez 17 años, y estaba en la secundaria. La relación 
                  se profundizó cuando empecé a participar activamente. 
                  Tengo además un recuerdo que sobresale en mi infancia, 
                  y que tiene que ver con los acontecimientos ocurridos en España, 
                  con lo que fue llamado la Guerra Civil Española, o Revolución 
                  Española, un cambio de terminología que implica 
                  una distinta interpretación de los acontecimientos históricos". 
                "¿Cómo se presentaba el movimiento libertario 
                  en los años 50?". 
                "Los centros universitarios eran lugares vivos: encuentros, 
                  confrontación, pero también diversión. 
                  Éramos jóvenes estudiantes, algunos, como yo, 
                  también trabajadores. Empecé a laborar muy temprano, 
                  a los 12 años, y aún no he parado
Esto me 
                  permitió adquirir una visión de la realidad distinta: 
                  era capaz de mantenerme y gestionar mi vida. La búsqueda 
                  de autonomía provocó que mi encuentro con el anarquismo 
                  fuera muy intenso. Quería conocer, aprender. No tengo 
                  un origen intelectual; mis padres eran trabajadores, campesinos 
                  expulsados de España por, entre otras cosas, el militarismo. 
                  Mi experiencia está vinculada a la vida de barrio. Más 
                  tarde me integré en el grupo estudiantil, en el cual 
                  encontraba mis amigos. Era una prueba viviente de la estrecha 
                  relación que unía en aquellos años los 
                  estudiantes al movimiento obrero. 
                  Entre el fin de los años 40 y el inicio de los 50, los 
                  movimientos libertarios tuvieron en Uruguay un gran seguimiento. 
                  Los anarquistas tenían influencia en los sindicatos autónomos, 
                  los cuales se inspiraban en el sindicalismo revolucionario, 
                  en oposición a los reformistas. A nivel estudiantil, 
                  obrero y barrial, estábamos orgullosos de militar fuera 
                  de los partidos. Nuestras organizaciones exprimían posiciones 
                  independientes, lo que nos conducía a la elaboración 
                  de una nueva cultura, a una búsqueda centrada en las 
                  distintas formas asociativas. De aquí se originan los 
                  ateneos populares, las escuelas libres, la universidad popular
 
                  Había cursos de todo tipo.  
                  Ese contexto exprimía una energía muy fuerte, 
                  que involucraba jóvenes que, como yo, estaban empezando 
                  a militar. Comencé a acercarme al mundo del teatro, a 
                  las artes plásticas y a tomar contactos que prepararon 
                  mi ingreso a la escuela de Bellas Artes. Comprendí entonces 
                  la relación que vinculaba la creación artística 
                  con la creación social. La posibilidad de hacer de la 
                  vida misma una obra de arte. No se trataba de afiliarse, sino 
                  de ponerse en juego. Teníamos claro que no existían 
                  modelos: igual que para un cuadro, una escultura o la música, 
                  también la creación social precisaba encontrar 
                  nuevas vías. Precisaba superar la repetición de 
                  formas instituidas y aburridas. Esto me recuerda lo que Malatesta 
                  escribió respecto a la libre experimentación". 
                "Especialmente en Europa, la crisis del movimiento 
                  anarquista se generaliza al terminar de la Revolución 
                  Española. Por tus palabras me parece comprender que en 
                  Uruguay la evolución fue diferente: ¿cómo 
                  se desarrollaron los hechos en el periodo sucesivo al advenimiento 
                  de la dictadura?". 
                "Lo que decís me hace pensar
 En efecto nosotros 
                  recibimos entonces una inmigración muy cualificada. Los 
                  libertarios que llegaron de España fueron a su vez precedidos 
                  de los exiliados del fascismo italiano. Entre ellos se nombraban 
                  Luigi y Luce Fabbri. Los exiliados encontraban en Uruguay un 
                  ambiente favorable, fértil, lo cual habría producido 
                  semillas. Por otro lado la Revolución Española 
                  nutrió nuestro imaginario colectivo. Nosotros cantábamos 
                  'Hijo del pueblo', 'Negra tormenta', 'A las barricadas' y el 
                  entusiasmo nacía del encuentro con gente que había 
                  luchado por sus ideas hasta las ultimas consecuencias. Esto 
                  nos transmitía una gran fuerza. 
                  El evento fundamental para la evolución sucesiva fue 
                  la Revolución Cubana. El guevarismo en realidad representaba 
                  lo opuesto a lo que nosotros creíamos. Más que 
                  una revolución animada por movimientos populares, más 
                  que el método autogestionario, Cuba seguía el 
                  mito del grupo heroico. La insurrección se transformaba 
                  en una apoteosis de figuras excepcionales. 'Los padres de la 
                  patria', 'los padres de la Revolución', 'los padres del 
                  socialismo'. Nosotros, en cambio, no queríamos padres, 
                  sino que queríamos ser padres de nosotros mismos. La 
                  Revolución Cubana, que aún así merecía 
                  nuestro apoyo como reacción a una dictadura sangrienta, 
                  polarizó la opinión de la gente. Prevalecía 
                  la idea de que el cambio debía ser consecuencia de la 
                  acción armada de unos pocos, que subiendo a la Sierra 
                  Maestra habrían liberado al pueblo. Esta interpretación 
                  que negaba la heroicidad de la vida cotidiana adquirió 
                  mucha fuerza, y habría inspirado a las guerrillas latinoamericanas. 
                   
                  En el caso uruguayo inspiró a los Tupamaros, que nosotros 
                  veíamos aún con simpatía, y con los cuales 
                  en alguna medida colaboramos. Su lógica también 
                  conducía a debilitar las instancias de autonomía 
                  del tejido social, y a concentrarse en las formas militares 
                  estratégicamente eficaces. Estaban convencidos de ser 
                  los únicos en condiciones de provocar el cambio. Así 
                  terminamos en una situación con pocas vías de 
                  salida: si tuviéramos mala suerte y perdiéramos, 
                  seriamos derrotados; si tuviéramos la suerte de ganar, 
                  igualmente seríamos derrotados. Visión que surgía 
                  de la conciencia de encontrarse frente a procesos que serían 
                  traducidos en nuevas estructuras de poder". 
                "El mito del comandante, del jefe máximo, del 
                  padre de la revolución: dinámicas que representan 
                  la antitesis de la visión anarquista de la vida social. 
                  ¿Cómo ha podido ocurrir que muchos anarquistas 
                  encontraran en la Revolución Cubana un modelo a seguir?". 
                "Los anarquistas son personas; como los demás; 
                  son influenciables. Pienso en Foucault, en su reflexión 
                  sobre la 'tecnología del yo'. Muchos compañeros, 
                  a pesar de su adhesión a la idea de la democracia participativa, 
                  estaban involucrados en el sistema de valores del 'poder pastoral'. 
                  Desde este punto de vista, la sociedad sería un rebaño 
                  conducido hasta el bien por los sabios, los cuales comprenden 
                  el sentido de la historia y de la ética. En el imaginario 
                  cristiano la auto percepción negativa está muy 
                  presente: 'soy un pobre ser pecaminoso, y para redimirme preciso 
                  alguien que me ayude a conocerme, me asigne una penitencia y 
                  me libere'. Este pensamiento sobre la interioridad se traduce 
                  en una forma particular de entender las relaciones. La Revolución 
                  Cubana era interpretada como el advenimiento de apóstoles 
                  que habrían rescatado a la humanidad. Unos anarquistas 
                  pensaron que había llegado el momento de unirse a ellos, 
                  pero se identificaron con los pastores. 
                  La idea de la división entre los dirigidos y los directores 
                  genera un equívoco fundamental. La gente, sin actuar 
                  en primera persona, busca alguien que pueda mejorar sus condiciones 
                  y la Revolución Cubana, como antes la Rusa, ocupó 
                  este espacio mental: 'las ideas anarquistas son interesantes, 
                  pero se precisa acelerar la historia: es un tren que no se puede 
                  perder'. En la Revolución Española fue necesario 
                  acelerar el tren haciendo al mismo tiempo la historia. Pero 
                  la historia se hacía realmente con la gente y con los 
                  sindicatos ocupando fábricas y tierras, creando colectividad. 
                  También en España todo eso se produjo con el trámite 
                  de la toma del poder. La dinámica proponía el 
                  dilema libertario: mantener una línea coherentemente 
                  anti autoritaria aceptando los riesgos inherentes, o adherir 
                  a la lógica del compromiso. 
                  La Federación Anarquista que habíamos armado en 
                  el año 55 vivió plenamente el conflicto. Nos dividimos 
                  entre los que pensaban que era necesario seguir el camino pastoral 
                  y nosotros, convencidos de que la autogestión no se puede 
                  decretar. Algunos empezaron a pensar que en el proceso fuera 
                  imprescindible la insurrección armada de las vanguardias. 
                  El cambio fue gradual, y bajo la influencia del guevarismo se 
                  acentuó la idea de una dirección estructurada. 
                  La Federación, en contradicción con su alma federalista, 
                  hubiera debido centralizarse. Eso lo destruyó todo. 
                  Nosotros estábamos convencidos de la necesidad de poner 
                  en marcha procesos fundados en una concepción ética 
                  y de insertarlos en un movimiento vivo, tratando de contaminar 
                  la sociedad. De esos presupuestos nace la Comunidad del Sur. 
                  Nos proponíamos concretar los ideales de igualdad y sociabilidad 
                  en un espacio liberado. Un espacio donde experimentar las ideas 
                  que aún hoy nos inspiran cuando hablamos de anarquismo". 
                "¿Entonces lograste en el intento crear un espacio 
                  liberado y liberador?". 
                "Lo alcanzamos por momentos. Ahora sé que es imposible 
                  mantener en el tiempo y en un mar de autoritarismo niveles tan 
                  radicales. En seguida la lucha entre la gestión directa 
                  y la estructura de dominación se agudizó. Como 
                  diría Luigi Fabbri, 'aumentó la tensión 
                  entre acción revolucionaria y acción contrarrevolucionaria'. 
                  La dictadura militar fue una expresión de esta lucha. 
                  La idea de la toma del poder para la realización de la 
                  sociedad libre y la de la conservación violenta del poder 
                  tienen en común el mecanismo de uso. Lo que se niega 
                  es el proceso de creación social. Proceso que no creo 
                  que ningún grupo guerrillero pueda favorecer, ya que 
                  método y condiciones son de dominación y gestión 
                  vertical. La revolución está en otro lugar. La 
                  revolución está en el cambio de las relaciones 
                  sociales. 
                  La Comunidad en sus momentos más brillantes representó 
                  un espacio donde realizar lo mejor que juntos pudimos exprimir. 
                  Los resultados fueron inciertos porque la autogestión 
                  no puede garantizar nada. No hace falta 20, 1.500 o 7.000 Che 
                  Guevara; precisan otros tipos de personas. Se trata de un proceso 
                  de construcción diferente. Respecto al arte, Picasso 
                  fue único. Pero en el arte africano los Picasso no emergen: 
                  la gente precisa apretar un lindo objeto en las manos y esto 
                  es suficiente para crear. Hasta que no se produzca un cambio 
                  cultural, ninguna comunidad o sindicato podrá estabilizar 
                  un espacio liberado y liberante. Esto pasa porque las creaciones 
                  anarquistas, grandes o pequeñas, nacen inactuales. Nacen 
                  prematuras, contracorriente y sin tener los anticuerpos que 
                  le aseguren la supervivencia. Se desarrollan en un ambiente 
                  contaminado que genera un riesgo constante de destrucción. 
                  La comunidad es un taller para la revolución en el cual 
                  se realiza, se fracasa, se reconstruye. Nacen ideas y experiencias, 
                  pero las experiencias degeneran, y así precisan ser regeneradas. 
                  El proceso autogestionario necesita ser incesantemente adecuado 
                  a la situación contingente; creo que las palabras clave 
                  sean 'autonomía' y 'creatividad permanente'". 
                "Este discurso remite a las 'celebraciones' por el 
                  45o aniversario. Entonces hablamos de la tendencia a hacer de 
                  la Comunidad un mito, poniendo los compañeros que viven 
                  en ella en una situación difícil. ¿Cuál 
                  es, desde tu punto de vista y en las varias fases, el aporte 
                  real que alcanzaste portar al exterior?". 
                "Yo estoy convencido de que todo es dialéctico: 
                  la comunidad, como cualquier otra realización, se debate 
                  entre la posibilidad de lo nuevo y la resistencia de lo viejo. 
                  En el grupo, como en el interior de cada persona y en lo ambiente 
                  donde la experiencia se desarrolla, ocurre el conflicto. Una 
                  de nuestras ideas fundamentales se refiere a una sociedad donde 
                  la propiedad sea superada. Hablar de propiedad colectiva es 
                  una contradicción: los bienes de la naturaleza deben 
                  estar al alcance de todos y distribuidos mediante formas organizativas 
                  concebidas colectivamente. Hemos vivido con orgullo el hecho 
                  de haber mantenido libre acceso a los bienes fundamentales para 
                  la vida. Tomabas lo que necesitabas para comer. Eras dueño 
                  de las máquinas para la producción, de los instrumentos 
                  educativos para tus hijos. En la comunidad no había formas 
                  de propiedad individual: tanto en lo político como en 
                  lo económico. He vivido esta situación en lo concreto, 
                  experimentando cómo la propiedad es un impedimento a 
                  las libres relaciones humanas. Otro aspecto que me parece significativo 
                  se refiere a lo que llamamos paternidad compartida. En 
                  este sentido la Comunidad realizó una experimentación 
                  muy rica y profunda, que mudó su carácter varias 
                  veces en el tiempo. Buscábamos crear una alternativa, 
                  en cuanto nos parecía que, en particular la familia nuclear, 
                  es un instrumento de transmisión de la dominación. 
                  La Comunidad favorecía el libre proceso de desarrollo 
                  de la personalidad infantil con el tramite de sus métodos 
                  educativos, y la superación de las tareas fijas de los 
                  padres.  
                "?Piensas que los resultados de esta experiencia fueron 
                  realmente comunicados al exterior?". 
                "No es frecuente para nosotros la sensación de 
                  que los demás comprendan. Eso depende de la real disponibilidad. 
                  Experimento la resistencia a aceptar el discurso sobre la propiedad 
                  porque la gente que nos observa quiere ser propietaria. Quiere 
                  cerrarse en su propia familia, sin particulares investigaciones 
                  sobre la educación alterativa: el sentimiento más 
                  profundo de resistencia al cambio se refiere a la propiedad 
                  de los hijos y a la sagrada familia. Resistencia que 
                  también se manifestó en nuestro interior. Este 
                  discurso esta vinculado en la fe en el amor libre y en las preguntas 
                  que esto plantea. Si las uniones se fundan en el amor recíproco, 
                  o quizás en las propiedades, los compromisos, los hijos. 
                  La propiedad debilita las potencialidades de relación 
                  de las personas, aumentando el riesgo de quedar juntos por las 
                  necesidades materiales o porque se ve a los hijos como la prolongación 
                  de nosotros mismos. Dinámicas que caían en pedazos 
                  en la practica cotidiana de la vida comunitaria. 
                  Incomprensiblemente, se nos ofrecieron muy pocas posibilidades 
                  para hablar de nuestra experiencia. Los anarquistas, que deberían 
                  ser nuestros interlocutores naturales, demostraban escaso interés. 
                  La pregunta '?que le pasa a un grupo de seres humanos que comparten 
                  la propiedad?' podía ser puesta sólo a una tribu 
                  amazónica. Nosotros precisábamos la confrontación, 
                  pero nunca en las conferencias internacionales alcanzamos fijar 
                  el discurso en las relaciones humanas". 
                "Paradójicamente la pregunta sobre el amor libre 
                  te la hicieron los militares". 
                "Sí, es una paradoja. Los militares sabían 
                  de nuestro grupo; estando yo detenido, pensaron sacarse unas 
                  curiosidades. Su expectativa hacia el amor libre era meramente 
                  pornográfica. Lo que aún no representa una visión 
                  rara. Los hombres en particular parecen convencidos de que en 
                  una condición comunitaria podrían llevar a cabo 
                  todas sus fantasías. Se les hace la boca de saliva
 
                  Era noche entrada, no sé que hora sería, porque 
                  estaba en incomunicado. Se presentó al portón 
                  de la celda un grupo de oficiales. Me pidieron que me vendara 
                  los ojos, y entraron. Manos atadas, completa oscuridad, empezaron 
                  a hacer insinuaciones sobre las costumbres de la comunidad. 
                  Luego me preguntaron de hablar del amor libre. Contesté 
                  con una segunda pregunta: '?y ustedes conocen una forma de 
                  amor que no sea libre?.' Se produjo un silencio espeso, 
                  dijeron un seco 'buenas noches', y salieron". 
                "Hemos hablado de la familia como si existiera solo 
                  la tradicional. El ultimo articulo de Luce Fabbri trataba este 
                  tema. ¿Entonces vivir el anarquismo en la familia es 
                  una aberración o una potencialidad?".  
                "Esta discusión con Luce tiene una larga historia. 
                  Creo que es posible que una pareja con características 
                  muy particulares pueda llegar a crear a su interior un espacio 
                  libertario. En general todavía el amor pasional dura 
                  poco. Cuando nosotros pensábamos en crear una alternativa 
                  no nos referíamos tanto al placer individual como a la 
                  función de transmitir la cultura a las nuevas generaciones. 
                  Crear una cultura que se origine en la solidaridad y a autonomía 
                  como valores básicos".  
                "Déjame comprender: ¿estas diciendo que 
                  Luce en realidad hablaba de su familia, poniéndola como 
                  un paradigma?". 
                "La familia es actualmente el lugar en el cual se perpetúan 
                  los mecanismos de dominación. Su estructura es incompatible 
                  con la necesidad de abrirse a funciones sociales más 
                  amplias y con un proceso de desarrollo equilibrado de la personalidad 
                  infantil. Actualmente y en general la familia es un foco de 
                  violencia".  
                "¿Cómo era tu familia de origen?". 
                "Fue una familia como la de Luce Fabbri: rica en comunicación 
                  y en relaciones. Pienso que mis padres tenían un proyecto 
                  individual que coincidía con un proyecto colectivo. Una 
                  modalidad armónica de enfrentar la vida y educar a los 
                  hijos, pero eso fue más una casualidad que un reflejo 
                  de la norma. La Comunidad representó una tentativa de 
                  crear un espacio alternativo a la familia. Pero la gente no 
                  está habituada al hecho de que alguien salga de los recorridos 
                  establecidos, ni a la gestión de las relativas contradicciones. 
                  Recibimos criticas muy duras, y también en nuestro interior 
                  se formó una fuerte resistencia. Si en las asambleas 
                  el clima se hacía tenso, si chocábamos entre nosotros, 
                  al final se colaboraba porque necesitábamos garantizar 
                  la supervivencia. En realidad la libre experimentación 
                  es aceptada por la sociedad sólo en el ámbito 
                  técnico científico. Cuando un grupo decide organizase 
                  y educa sus hijos de una forma alterativa, aparece un montón 
                  de dificultades. 
                  Respecto al '¿qué hacer?', no son tan importantes 
                  las respuestas unívocas, cuanto la practica de búsqueda. 
                  Si cada uno se hace la pregunta, se inventarán mil formas 
                  y recorridos y se alcanzará una gran riqueza de soluciones. 
                  Para nosotros la familia representa una estructura limitante. 
                  En comparación con la comunidad comporta pobreza de modelos: 
                  un padre, y una madre con los cuales se puede estar más 
                  o menos de acuerdo. Además, ahora el mecanismo parece 
                  trabado: la familia está en crisis. Los jóvenes 
                  no tienen más referencias, no tienen modelos para imitar 
                  o rechazar, así adhieren a los standardes propuestos 
                  por la media. Nosotros habíamos pensado siempre que se 
                  debían garantizar las condiciones para el pleno desarrollo 
                  de las potencialidades humanas. La comunidad podía ofrecer 
                  una pluralidad de modelos, de la cual los niños habrían 
                  tomado para construir su propia personalidad". 
                "Hemos hablado de la familia tradicional y de la familia 
                  harmónica, concluyendo que esta representa una excepción. 
                  Desde este punto de vista se puede afirmar que también 
                  la comunidad armónica representa una excepción. 
                  Un ejemplo de ello está representado por los problemas 
                  evidenciados por los hijos de la contestación. La mayor 
                  parte de las experiencias comunitarias nacidas en Europa y USA 
                  terminaron con un fracaso. Si el problema de la armonía 
                  se pone también en la comunidad, ¿se puede afirmar 
                  que esta, respecto a la familia, tenga mayores potencialidades?". 
                "La comparación es difícil, porque se refiere 
                  a realidades con una historia muy diferente. La familia como 
                  modelo ha demostrado históricamente su potencialidad 
                  y sus limites. La comunidad aún no. Por otro lado, el 
                  hecho de que una pareja hippie haya vivido 5, 6 o 11 años 
                  con otros, no demuestra que haya madurado una real experiencia 
                  comunitaria. Se trata de pequeñas experimentaciones, 
                  trozos de vida de las personas. Respecto a las diferencias, 
                  me parece interesante el ejemplo de los hijos de padres separados. 
                  Si en la Comunidad los padres biológicos interrumpían 
                  la relación personal, el niño estaba sostenido 
                  por la riqueza de vinculaciones y relaciones que aquella vida 
                  comportaba. La estructura social en el complexo no venía 
                  comprometida y él podía seguir en el propio nicho, 
                  con los mismos valores y seguridad de antes. El mismo hecho 
                  en una familia nuclear se habría transformado en una 
                  tragedia. Un proceso de socialización implica tiempos 
                  de desarrollo adecuados. Los teóricos con los cuales 
                  nos confrontamos, subrayaban como se podría hablar de 
                  hijos de una experiencia autogestionaria solo llegando a la 
                  tercera generación".  
                "En este sentido, ¿no te parece que en la vida 
                  de barrio o de pueblo, cuando existe una sociabilidad fuerte, 
                  se desarrollan formas de paternidad compartidas?". 
                "La paternidad compartida siempre existió. Mis 
                  padres, quienes venían de un pequeño pueblo de 
                  España, tenían muchos valores en común 
                  con los que nosotros conscientemente tratamos de aplicar en 
                  la comunidad. La prioridad en las relaciones que se da en una 
                  sociedad a escala humana no es compatible con la vida en las 
                  grandes ciudades, concentrada en el anonimato. Nosotros nos 
                  preguntábamos cuales serían las dimensiones y 
                  la tipología de asentamiento adecuados para una experiencia 
                  social autogestionaria. La dimensión del barrio y el 
                  pueblo parecen representar una posibilidad concreta. Las metrópolis 
                  se adaptan mejor a la visión del mundo del fascismo, 
                  porque producen violencia y de esa manera favorecen la emersión 
                  de instituciones verticales y militares. Si queremos otra cosa, 
                  tenemos que inventar ámbitos de vida que hagan concreta 
                  la perspectiva de autogestión. La Comunidad del Sur, 
                  como pequeño grupo, no puede ser el modelo. El modelo 
                  es una comunidad de comunidades". 
                "Volviendo a la historia reciente del movimiento: ¿cómo 
                  enfrontó y cuáles fueron las consecuencias dela 
                  dictadura?". 
                "Gustav Landauer sostenía que la dictadura representa 
                  una respuesta a una situación que amenaza la forma social 
                  instituida. La dictadura en Uruguay dejó clara la debilidad 
                  de los anarquistas, y de los movimientos sociales en general. 
                  No tuvimos la fuerza para resistir, no solamente por el perfil 
                  del enemigo, sino también por las carencias organizativas, 
                  contradicciones y contraposiciones internas al frente de oposición. 
                  No conseguimos elaborar una respuesta, y sufrimos los hechos. 
                  Siguió la cárcel y el exilio: el fin del enemigo 
                  pasó a ser nuestra eliminación. En aquella fase 
                  más honda se revela la capacidad de resistir, más 
                  duras son las amenazas. El movimiento sufrió muchísimo 
                  con la dictadura, y se redujo a débiles formas, ligados 
                  con vínculos inestables a los otros grupos. A la vuelta 
                  de la democracia, se asiste a la plena represa a los partidos 
                  tradicionales. Las fuerzas tradicionales adoptaron estrategias 
                  de compromiso que debilitaron el potencial revolucionario. 
                  Cuando la dictadura empezó a arruinarse, la izquierda 
                  estuvo dispuesta a negociar la transición: la esperanza 
                  de un cambio social se acabó. Como en España, 
                  el Frente quedo unido y con una cierta fuerza hasta que fue 
                  necesario combatirlo. Luego los partidos se concentraron en 
                  la inminente gestión de los negocios de poder. Los anarquistas 
                  mantuvieron una posición critica, pero no alcanzaron 
                  incidir como habían hecho en los años 50". 
                 
                "En síntesis el movimiento salió muy 
                  debilitado tras la dictadura
". 
                "Sí, muy debilitado. Y paradójicamente el 
                  proceso se agudizó con la caída del muro de Berlín. 
                  A pesar de que los anarquistas nunca hubieron adherido al mito 
                  de la dictadura del proletariado, el movimiento no consiguió 
                  emerger con su propia visión. Fuimos atropellados por 
                  la confusión. En la fase actual las ideas libertarias 
                  están aun presentes en el pensamiento de muchos teóricos, 
                  y en la acción de los movimientos sociales". 
                "En un mundo en el que la división internacional 
                  del trabajo y el proceso de expansión del mercado global 
                  parece haber llegado a su apoteosis, ¿qué perspectivas 
                  se dan para el humanismo anarquista?". 
                "Tengo grandes perplejidades: la situación no parece 
                  andar por el buen camino. Creo que aún existe materia 
                  útil para el cambio social: la gente está llevada 
                  a poner en discusión la realidad. A diferencia que en 
                  otras épocas, cuando nosotros éramos considerados 
                  locos, ahora parece evidente que la locura pertenece a esta 
                  realidad. El aumento del miedo, de las consecuencias del desarrollo 
                  tecnológico y de la manipulación genética 
                  es un hecho positivo. Positivo porque conduce a poner la pregunta 
                  de fondo: ¿cómo salir de este espiral?". 
                 
                  
                  Massimo Annibale Rossi 
                  Montevideo - Buenos Aires 
                  Traducciòn: Massimo Annibale Rossi y Dìdac 
                  Sanchez Costa 
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