El Microcentro de Buenos Aires parece 
                    importado de Hong Kong. Una arlequín de letreros, chorros 
                    de música arrogante que salen de tiendas y almacenes; 
                    chicas que tímidamente obligan a agarrar el folleto 
                    de publicidad. Un aparato concebido para desplumar los pelotones 
                    de turistas y compradores, y que contrasta con la exigüidad 
                    de las ventas actuales. Última chispa del optimismo 
                    menemista, correr detrás de un bienestar que fue y 
                    ya no es, la zona peatonal pierde su status. Inoxidables, 
                    animados por una prodigiosa capacidad de réplica de 
                    lo idéntico, proliferan los clones de Mc Donald's y 
                    de compañías telefónicas. Los primeros 
                    han sabido suministrar altas dosis de la receta norteamericana 
                    de la hamburguesa a la que fuera el almacén de carne 
                    del planeta. Telecom y Telefónica a su vez preservan 
                    a la apariencia de estarse repartiendo el mercado. A pesar 
                    de que celulares, teléfonos fijos y públicos 
                    abundan, en todas partes aparecen locutorios que ofrecen confortables 
                    y luminosas cabinas a precios exorbitantes.
                    Argentina, tierra de reciente inmigración e inmensa 
                    riqueza, ha seguido tenazmente el mito del primer mundo. El 
                    costo de la venta a bajo precio de sus recursos al capital 
                    multinacional quedó claro al fin de los gobiernos de 
                    Menem. Tres años de recesión ininterrumpida 
                    dieron cuenta de lo oportunista y utilitarista de las inversiones 
                    extranjeras. En los últimos meses, la agudización 
                    de la crisis y la rápida sucesión de los Ministros 
                    de Economía han alarmado los mercados, haciendo subir 
                    el índice más temido, el llamado "riesgo 
                    país", a niveles record. De poco parece haber 
                    servido el nombramiento del súper ministro Cavallo, 
                    dotado de poderes excepcionales, y discutido astro de la precedente 
                    gestión. Grandes ceremonias, discursos apocalípticos, 
                    síndrome del Titanic han acompañado su encargo 
                    como salvador de la nación. Pocos han querido ver en 
                    el hecho una violación al derecho de la representatividad. 
                    En las elecciones del 99 se presentaron dos coaliciones opuestas. 
                    La que ganó traicionó su programa y sus electores 
                    integrando al antagonista y haciendo propia su política 
                    económica. El partido de Cavallo, Acción por 
                    la Republica, apoyará el Gobierno en los próximos 
                    meses, pero votará en su contra con el bloqueo peronista 
                    en las próximas elecciones administrativas
 
                    Cavallo, que en un tiempo fue visto como el artífice 
                    del milagro argentino, peregrina de una corte a otra de las 
                    finanzas internacionales, buscando aprobación. Pero 
                    las invocadas leyes del mercado desencadenan ahora su implacable 
                    lógica contra las agudas argumentaciones del súper 
                    ministro. Argentina ya no es fiable. Cavallo recuerda como 
                    muchos de los que ahora se muestran reticentes acumularon 
                    fortunas en los años prósperos; el provecho 
                    es ajeno a la gratitud. Por otro lado es un hecho que las 
                    multinacionales siguen obteniendo grandes beneficios. Las 
                    petroleras están perforando la Patagonia, ignorando 
                    las mínimas pautas de seguridad y del impacto ambiental. 
                    Los precios en los mercados de alto valor agregado -ver telemática- 
                    son más altos que en Europa. Acueductos, electricidad, 
                    transporte, carreteras están "por fin" en 
                    manos privadas. Pero con el aumento de los precios, amplios 
                    estratos sociales se han visto excluidos de la esfera de consumo, 
                    restringiendo su área.
                    La caída del poder adquisitivo de los sectores débiles 
                    se calcula en un 20% respecto a la media en los años 
                    80, lo que cabe sumar a otro 20% respecto el decenio anterior. 
                    En una reciente entrevista, Eduardo Bustelo1, 
                    ex viceministro de Desarrollo Social del Gobierno de la Alianza, 
                    hacía públicas las evidencias en términos 
                    estadísticos. Bustelo define la actual dinámica 
                    como una "novela de terror". Los índices 
                    de 1960: 12% de pobreza y 3% de indigencia, colocaban la Argentina 
                    de entonces a niveles europeos, incentivando las ilusiones 
                    primer mundistas. Estas cifras se encuentran hoy triplicadas: 
                    una masa de pobreza del 35%, a la cual se suma un 10% de indigencia. 
                    La línea de pobreza se calcula en 155$ mensuales por 
                    adulto. Un transporte urbano cuesta 1$; un litro de súper 
                    1.2$; un diario 1.6$. En esta situación -crisis aguda 
                    / alta desocupación- prospera la economía sumergida. 
                    Se encuentran obreros dispuestos a trabajar por 200$ mensuales; 
                    las familias se reducen a una economía de subsistencia.
                    El estado de ánimo común es cercano a la depresión. 
                    El plano inclinado desde los años 60 ha sido imparable: 
                    la alternancia de las dictaduras, la agudización de 
                    las tensiones sociales, la vuelta de Perón, el inigualable 
                    horror del gobierno militar. Alfonsín representó 
                    una esperanza; la esperanza. Sin embargo la economía 
                    fue atropellada por la hiperinflación. La inflación 
                    el 1989 alcanzó el 2000%. Y en esa conjuntura llega 
                    el hombre de la providencia: Cavallo, con su Plan de Convertibilidad. 
                    La estrategia parece sencilla y directa: vincular el exhausto 
                    Austral a la moneda fuerte del continente, mediante la paridad. 
                    Los problemas se agudizan con el aumento del valor del dólar 
                    y con el desarrollo del mercado global. En la segunda mitad 
                    de los anos 90, Brasil, que había tomado medidas parecidas, 
                    vuelve a la fluctuación. Hoy un peso vale 2,2 reales. 
                    Comienza a ser más conveniente invertir y producir 
                    en países con moneda devaluada, y importar el producto 
                    a Argentina. La periferia industrial de Baires está 
                    llena de establecimientos y talleres en desuso.
                    Microcentro, Calle Florida: las 23.00 de un día cualquiera. 
                    Los Mc Donald's ya han cerrado, los locutorios están 
                    bajando las persianas. Como si alguien hubiera ordenado la 
                    retirada, en pocos minutos las calles se vacían. Llegan 
                    los indigentes, para los cuales los funcionarios del gobierno 
                    han concebido frontera específica: menos de 60 $ mensuales. 
                    "¿Pero cómo se puede vivir con 2$ diarios?". 
                    Es suficiente pararse acá un poco más que los 
                    demás para entenderlo. Se come basura. Familias enteras, 
                    clanes, grupos de cualquier edad y color se vuelcan sobre 
                    las bolsas al cambiar la hora. Las más disputadas son 
                    las de los Mc Donald's: el trabajo es meticuloso, el criterio 
                    el derecho del primero en llegar. Son raras las discusiones 
                    y los incidentes; la concentración y la organización, 
                    remarcables. La cosecha se come en gran parte en el mismo 
                    lugar, los ojos de quien esperó todo el día. 
                    Las bolsas son revisadas a fondo, extrayendo comestibles y 
                    materiales útiles, luego cerrados con atención. 
                    Con las instituciones hay un acuerdo tácito: hasta 
                    que los basureros no creen problemas, los dejarán tranquilos. 
                    
                    Un almuerzo en La Paz, Bolivia, puede ser indigesto. Es costumbre 
                    que unos niños harapientos atiendan detrás del 
                    vidrio del restaurante las sobras de los platos de los turistas. 
                    Si le cae bien, y el gringo se siente indispuesto, alcanzarán 
                    una pata de pollo; si le cae mal, una patada del mozo. Los 
                    bolivianos fueron siempre mal considerados, bajo la superioridad 
                    de los argentinos. "Acá nunca se ha visto algo 
                    así; acá nunca pensamos que esto pudiera suceder
". 
                    El plano todavía queda inclinado y de nada parecen 
                    servir las palabras confortantes del súper ministro. 
                    La clase media ve achicar sus filas y su poder adquisitivo; 
                    la mirada empieza a voltearse hacia otro lugar.
                    Consulado de Italia en Buenos Aires, las 10.00 de un día 
                    laboral cualquiera. Una hilera silenciosa espera frente a 
                    una puerta majestuosamente blindada. Un letrero advierte que 
                    a causa de "reprobables incidentes", los empleados 
                    recibirán a los aspirantes a la ciudadanía únicamente 
                    mediante cita. En cualquier caso, pasaporte o no pasaporte, 
                    todos afuera. Un guardia jurado, con aire marcial dirige el 
                    acceso. En Argentina la mitad de la población tiene 
                    raíz italiana. Es suficiente demostrar la italianidad 
                    de un abuelo, de un ancestro, para obtener la doble nacionalidad. 
                    
                    Los ítaloamericanos representan para Italia un tanque 
                    potencial de 5.000.000 de votos. La derecha hace tiempo que 
                    está promoviendo el tema de la prioridad de los italianos 
                    del exterior a la hora de obtener casa y trabajo. Se trata 
                    de el nuevo frente de la cruzada lega-fascista contra los 
                    extracomunitarios.
                    La imagen del Bel Paese es idílica; el mito es el poderoso 
                    nordeste. Pero no todos piensan lo mismo en la cola ante el 
                    consulado. El vínculo con la íntima vitalidad, 
                    con la poesía triste y musical de esta ciudad puede 
                    ser muy estrecho. El problema, una vez más, es la esperanza.
                    Es una sensación parecida a estar en una prensa. Por 
                    un lado la enorme, hipertrófica deuda, que a pesar 
                    de los análisis y las promesas de los gobiernos tras 
                    la dictadura, no ha hecho más que crecer. Los funcionarios 
                    del Fondo Monetario son reverenciados, jamás contradecidos, 
                    Doctos profesores apostados en la cabecera de un moribundo. 
                    "¿La presión?"; "¿la orina?"; 
                    "¿los exámenes?". A pesar del estricto 
                    seguimiento de las recetas y curas, el estado del enfermo 
                    ha seguido empeorando. El 21 de abril, ya conducía 
                    Cavallo, el riesgo país alcanzaba 1284 puntos. Argentina 
                    disputaba con Ecuador, país que recientemente aprobó 
                    la convertibilidad, el primer lugar en la clasificación 
                    latinoamericana del odiado índice. El FMI persigue 
                    y no concede ilusiones: si se pagará, si se continuará 
                    con los sacrificios, de hecho la situación se mantendrá 
                    estable. La paradoja se mantiene en las proyecciones económicas 
                    del instituto publicadas el pasado mes de febrero2. 
                    La deuda en el año 2002 debería aumentar, pasando 
                    de 156.000 millones de dólares a 161.900, la desocupación 
                    disminuir un mísero 0.5 %. Si los hechos son así, 
                    se preguntan muchos, "¿por qué pagar?".
                    "Argentina cumplirá sus compromisos"; "Argentina 
                    mantendrá sus plazos"; "la convertibilidad 
                    no se toca". Las declaraciones se han convertido en obsesivas, 
                    y la repetición evidencia su debilidad. Agotadas todas 
                    las cartas, se está pensando en vincular el pago de 
                    los intereses a las pensiones y a los sueldos de los empleados 
                    públicos. Vale decir, garantizarlos en base al hambre 
                    y la supervivencia de la gente. El proyecto de convertibilidad 
                    dio buenos resultados en sus primeros años, pero fue 
                    concebido en un momento de baja valoración del dólar. 
                    La progresiva revalorización de la moneda norteamericana 
                    ha arrastrado el peso argentino, estimulando las importaciones 
                    y haciendo que la producción tendiera a salir del mercado. 
                    Durante el mismo tiempo la política de hiper privatización 
                    ha hipotecado las riquezas naturales del país y ha 
                    malvendido sus infraestructuras. La vida, tanto en el campo 
                    como en la ciudad, se ha ido haciendo cada vez más 
                    difícil. Dejado a la libre competencia, el sector del 
                    transporte público ha registrado una significativa 
                    proliferación de compañías. En una ciudad 
                    como Buenos Aires existen decenas de empresas que gestionan 
                    los medios de superficie, lo que hace imposible realizar un 
                    mapa general del transporte. La posibilidad de que los privados 
                    cedan, cambien las concesiones de las líneas, modifiquen 
                    los recorridos o simplemente los suspendan por dificultades 
                    económicas, complica más aún el asunto. 
                    Normalmente los usuarios no son avisados.
                    Lo mismo pasa con los transportes nacionales, realizados casi 
                    enteramente sobre asfalto. La terminal de Buenos Aires es 
                    impresionante. Infinitos pasillos y salas de espera para la 
                    gran cuantidad de empresas que comunican la capital con su 
                    extenso territorio. Para llegar a un mismo lugar se pueden 
                    tomar ocho compañías distintas, lo que implica 
                    o bien dejarse a la suerte, o bien emprender una extenuante 
                    operación de confrontación de precios y de condiciones 
                    de viaje, que suelen variar mucho de unas a otras. En Argentina 
                    existía una red ferroviaria bastante extensa, construida 
                    por los ingleses desde el fin del XIX. Con la racionalización, 
                    parte de las líneas han sido suprimidas, y se ha optado 
                    por el auto transporte. El tren representaba el medio más 
                    económico, el más usado por las clases humildes. 
                    
                    Ingeniero Jacobacci, Patagonia, Provincia de Río Negro. 
                    El tren fue suprimido años atrás, pero la gente 
                    del interior aún espera su silbido. El altiplano está 
                    desolado, casi desierto; lugares para lobos y pastores. Y, 
                    entre los lobos, las compañías locales de transporte. 
                    Un trayecto de un centenar de kilómetros cuesta 15 
                    $, cifra impagable para la mayoría de los residentes. 
                    Con las dificultades de movilidad se ha difundido la especulación. 
                    Un saco de harina puede valer un 50% más que en la 
                    ciudad. Unos abandonan, otros aguantan; hay quienes aún 
                    confían en que el tren volverá a correr hacia 
                    la cordillera.
                    La opinión generalizada es que la privatización 
                    de las carreteras ha mejorado únicamente la billetera 
                    de los inversores. Ahora los peajes se pagan en todas partes, 
                    independientemente de la clase y del estado de la ruta. Neuquén 
                    es la capital de la homónima provincia. Es la puerta 
                    a la Patagonia y, a 1200 km de Buenos Aires, domina una planicie 
                    desolada. A 15 km se encuentra Centenario, ciudad de 25.000 
                    habitantes. Las dos municipalidades están unidas mediante 
                    una carretera provincial, recién privatizada y convenientemente 
                    dotada de cabinas de peaje. Para ir a Neuquén, los 
                    habitantes de Centenario deben pagar a la ida y a la vuelta. 
                    Aspectos de las privatizaciones que remiten más a un 
                    lejano pasado que al flamante futuro del libre mercado. Recuerdan 
                    las épocas en las que atravesar un puente o recorrer 
                    una calle comportaba el pago de un tributo al presunto propietario.
                  
                  
 
                    Massimo Annibale Rossi
                    Traducciòn: Massimo Annibale Rossi y 
                    Dìdac Sanchez Costa
                  1. Hace 
                    falta una voluntad política, Cash suplemento de 
                    Pagina/12, Buenos Aires, 4/2/001.
                    2. Datos publicados en Pagina/12, La salida era una puerta 
                    giratoria, Buenos Aires, 20/2/01.